[Sala Caligari #08×02] Haciéndole sitio al amoR. La enunciación acogedora en Roma (21 mar 2019)

 Haciéndole sitio al amoR: la enunciación acogedora en Roma de Alfonso Cuarón (2018). Por José Antonio Palao

Leamos estos dos fragmentos. El primero, escrito por una teórica india de los llamados estudios decoloniales. El segundo, por un teórico del cine  y cineasta francés.

La gravedad del problema resulta evidente si se tiene en cuenta que el desarrollo de una «conciencia» de clase transformadora a partir de una «posición» de clase descriptiva, no es en Marx una empresa que comprometa el nivel básico de una conciencia. La conciencia de clase se halla en el sentimiento de comunidad que depende de los vínculos nacionales y de las organizaciones políticas, y no de ese sentimiento de comunidad cuyo modelo estructural es la familia.

Aunque nose identifique con la naturaleza, la familia se agrupa dentro de lo que Marx denomina «cambio natural» que es, filosóficamente hablando, otra forma de aludir al valor de uso.  El «cambio natural» se opone al «intercambio social», expresión en la que la palabra «intercambio» (Verkehr) es la palabra habitual que Marx emplea para designar el «comercio». Este «intercambio» está en la base del cambio que conduce a la producción de plusvalía, y es en el área de este intercambio donde el sentimiento de comunidad que conduce a la agencia (agency) de clase debe ser desarrollado. La agencia completa de clase (si es que existe algo así) no es una transformación ideológica de la conciencia en un nivel básico, una identidad deseante de los agentes y de sus intereses (identidad cuya ausencia preocupa a Foucault y Derrida). Para empezar, es una sustitución contestataria y una apropiación (una suplementación) de algo que es «artificial» –«las condiciones económicas de existencia que separan sus modos de vida»–. Las formulaciones de Marx muestran un respeto cauto por la naciente crítica de la agencia subjetiva tanto individual como colectiva. Para él, los proyectos de una conciencia de clase y de transformación de la conciencia son cuestiones discontinuas. En nuestros días, la «alfabetización transnacional» en cuanto opuesta a la movilización potencial del culturalismo acrítico, sería algo semejante.  En cambio, las referencias contemporáneas a la «economía libidinal» y al deseo como interés determinante, combinadas con la política práctica de los oprimidos (bajo el capital socializado) «que hablan por sí mismos», restauran la categoría del sujeto soberano dentro de la teoría que más parece cuestionarlo.

Sin duda, la exclusión de la familia, aunque se trate de una familia perteneciente a una formación de clase específica, forma parte del marco masculino dentro del cual el marxismo marca su nacimiento. Desde un punto de vista histórico y en la economía global de hoy, el papel de la familia en las relaciones sociales patriarcales es tan heterogéneo y tan cuestionado que la simple sustitución de la familia en este contexto no supone de ningún modo romper ese marco. Tampoco soluciona nada la inclusión positivista de una colectividad monolítica de «mujeres» en el listado de los oprimidos, cuya subjetividad no fracturada les permita hablar por sí mismas contra «un mismo sistema» igualmente monolítico.

Gayatri Chakravorty Spivak

 

La profundidad de campo “primitiva” les había sido “dada” con la imagen fílmica (al menos en exteriores) y de manera solidaria con ella, y por lo tanto no constituía un problema (salvo que se quisiera anularla: pero eso implicaba una reflexión sobre sus efectos, un dominio de su código, de lo cual, salvo error u omisión, no veo signos en ese período), y se puede sostener que tanto los cineastas como los espectadores “interiorizaban” los códigos inscritos por ella. Y no sólo la imagen cinematográfica parecía tender “espontáneamente” a la profundidad, sino que muchos cineastas le hacían el juego y se afanaban en reforzar sus efectos por medio de una “puesta en escena en profundidad”. (…)

Sin excepción, las historias y estéticas idealistas plantean la autonomía y la autosuficiencia del par progresos técnicos/innovaciones estilísticas: sus dos polos se atraen en circuito cerrado. Cuando en realidad se trata no sólo de determinar qué es lo principal y qué lo secundario en esta contradicción (el tecnicismo y el esteticismo consisten precisamente en la primacía acordada a uno de los dos términos), sino de ver cómo ese aspecto principal y ese aspecto secundario pueden cambiar de lugar, de qué manera todas esas variaciones son el reflejo -y el par mismo el producto de las contradicciones que trabajan el aparato ideológico cine. La problemática de la profundidad de campo tal como funciona aquí tiene justamente la función de dividir y volver a dividir la unicidad ilusoria de las escenas técnicas y estéticas, desplegar las contradicciones que las fundan y las disuelven a la vez (el discurso idealista -tanto Mitry como Bazin-sólo puede sostenerse a costa del encubrimiento de esas contradicciones).

Jean-Louis Comolli

Lo que intentaremos el jueves es entender cómo Roma (Alfonso Cuarón, 2018) nos ayuda a entender que están íntimamente relacionados, aunque por lenguaje y problemática, nos parezcan provenientes de planetas distintos. Si lo conseguimos, será enteramente debido a que no sabíamos que era imposible.