Brechas en(tre) las páginas. El fotomontaje de rupturas y de suturas en el fotolibro español

Marta Martín Núñez (2021)
Ante el caos. Miradas a la nueva expresión visual (Fragua)

Referencia completa

Martín Núñez, M. (2021). Brechas en(tre) las páginas. El fotomontaje de rupturas y de suturas en el fotolibro español. En J.C. Alfeo, L. Deltell (eds.), Ante el caos. Miradas a la nueva expresión visual (pp. 79-97).Madrid: Fragua.

Enlace a la publicación: https://www.researchgate.net/publication/359114239_Brechas_entre_las_paginas_El_fotomontaje_de_rupturas_y_de_suturas_en_el_fotolibro_espanol

Aunque el fotomontaje nace con la propia fotografía, aquí nos interesa explorar la dimensión que adquiere como una forma de conocimiento formal que nace de la guerra cuando la fotografía como representación del mundo se rompe, literalmente, como síntoma del horror vivido en la Primera Guerra Mundial . Como señala Didi-Huberman, emerge como el método moderno por excelencia durante el periodo de entreguerras con el que artistas y pensadores toman posición en el debate estético y político. «Mostrar por montaje» a través de dislocaciones y recomposiciones es un modo de tomar acta del «desorden del mundo» (2008: 98). Las brechas abiertas en la tierra por las trincheras, así como las heridas en los cuerpos, resuenan en la imagen, y los trabajos de John Heartfield, Bertolt Brecht, Aleksandr Rodchenko, Raoul Hausmann, Hannah Höch o del valenciano Josep Renau dan cuenta de ello. En los años setenta y ochenta resurge de nuevo en Estados Unidos como una forma de la posmodernidad con un giro metadiscursivo, centrado en la crítica de la propia representación, de la mano de artistas como Martha Rosler, Barbara Kruger, Louise Lawler, Michael Asher o Vince Leo. John Berger ya señalaba en 1969 su poder disruptivo, pues las imágenes siguen manteniendo su familiar aspecto fotográfico, pero al romperse las continuidades naturales, transmiten un mensaje inesperado, nos hacemos conscientes de la arbitrariedad del mensaje que transmiten normalmente. El fotomontaje revela, pues «el disfraz ideológico» y la forma en la que las apariencias nos engañan (Berger, 2015: 41-42).

Por ello, más allá del montaje fotográfico inherente al fotolibro como soporte, observamos un gesto deliberado en algunas de las obras por recuperar el fotomontaje de tono político y metadiscursivo, que además es capaz de integrar en el dispositivo analógico las formas y códigos de la era digital. A través de seis fotolibros publicados en la última década analizaremos las estrategias discursivas y retóricas desde una perspectiva semiótica (Marzal, 2007; Bañuelos, 2008, 2012) para entender cómo esta forma pervive y se reinventa en los choques, los recortes, los laberintos y las continuidades de la imagen para tratar problemáticas vinculadas a los relatos hegemónicos de nuestro presente —Jaque (Pablo Gil Rituerto, 2017), The Random Series: berliner trato, romananzo & madrileño trip (Miguel Ángel Tornero, 2017)—, nuestra relación con el pasado —La memòria és un mirall trencat (Noelia Pérez, 2012), El laberinto mágico (Julián Barón, 2019)—, y la emergencia de los espacios virtuales —In game (Javier Roca, 2018) y Postcards from home (Roc Herms, 2016).